Las personas somos dueños y a la vez esclavos de nuestros propios pensamientos. Estos nos influyen en el día a día, en nuestra manera de pensar y se encargan de poner en marcha el motor de nuestros sentimientos. ¿Qué va a ser de mi de aquí a un año? ¿Qué hago con esta incertidumbre? ¿Porqué hay personas que aparecen de repente en tus pensamientos para quedarse?...
domingo, 18 de noviembre de 2012
lunes, 5 de noviembre de 2012
Estoy acostumbrada a pensar que todo lo que tengo me va a durar para siempre, por eso por poquito que cambien las cosas o se desvíe uno de mis caminos me asusto, ya no se hacia donde tengo que tirar y me siento totalmente desprotegida.
Soy una de esas personas a las que les tranquiliza tenerlo todo bajo control, saber cuales son mis posibilidades y elegir aquellas que se acerquen más a lo que yo quiero o es mejor para mí.
Cuando se acaba una época, o un plazo de tiempo en el que me he sentido muy a gusto, me da ansiedad saber que se acaba, y en lugar de preocuparme en disfrutar del final de algo me entretengo en sufrir porque es la última vez.
Todo esto pasa por hacer que tu vida este rodeada de tantos tipos de personas, y el hecho de haberles cogido tantísimo cariño hace que cuando tienes que despegarte de ellos hayas creado una especie de dependencia a esa socialización, al terminar las prácticas, la carrera, una amistad, un trabajo, unas vacaciones...
Establecer lazos afectivos con las personas que te rodean es realmente adictivo, pero hay que tener en cuenta, que en este mundo nada es para siempre, y que por mucho que la distancia separe a las personas, la vida siempre puede volver a cruzarlas en el mismo camino.
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